Libros
MANO FRÁGIL
Hay un punto donde nuestras explicaciones se quedan tan cortas para expresar lo que ciertas experiencias suscitan en lo más íntimo de nuestra existencia: Aquello que contemplamos y nos hace arder el alma, que eleva nuestro espíritu a alturas de cumbres inimaginables para luego hacernos bajar en generosa entrega, como corren las aguas frescas que nacen en lo alto de la montaña y bajan para derramarse en la tierra y fecundarla… Y es allí, donde se agotan los recursos de nuestro pensamiento, cuando otra forma de lenguaje más sensible brota de las profundidades de nuestro corazón para intentar dibujar con palabras aquellas experiencias inefables que nos transcienden, no por extrañas, sino por profundas y transformantes.
La poesía es como una mano frágil de mujer: encarna la paradoja de una fragilidad fuerte… El lenguaje estético llega a donde otros lenguajes no pueden, y toca las profundidades de esa dimensión intuitiva y espiritual del ser humano que se conecta con la realidad profunda de Dios que nos habita. La poesía es palabra encendida en fuego de una pasión que nos consume desde adentro, y que finalmente nos libera porque rompe nuestra dura armazón para abrirnos la puerta a un terreno sagrado al que es necesario entrar con los pies descalzos (Ex 3, 1) … Fuego ardiente que purifica nuestros labios y estalla en ellos con un canto de vida y gratitud…
OCTAVO DÍA
Leer esta obra es tener la misma experiencia que tenemos cuando leemos a Santa Teresa de Jesús y a San Juan de la Cruz, quienes místicamente plasmaron en sus libros la experiencia de Dios en sus vidas y tuvieron la fortuna de vivir lo que es la “eternidad” en este mundo. Judith ha hecho lo mismo en sus escritos y, sólo con la mirada de la fe y con un espíritu abierto a las “maravillas de Dios”, es como podemos deleitarnos con su lectura.
Los creyentes podrán fortalecer sus relaciones con Dios y seguir descubriendo sus maravillas en sus vidas… Y los no creyentes podrán interrogarse muy profundamente sobre su incredulidad y, al menos, tomar una actitud de respeto por lo que es experimentar la relación de un ser humano con Dios (Enrique León Arbeláez Castaño, PhD. Prólogo)
Nota: Esta descripción se coloca por solicitud del doctor Enrique Arbeláez, quien escribió el prólogo. Yo, como autora de la obra, personalmente siento que es una apreciación demasiado generosa, pero la recibo en espíritu de humildad y gratitud (Judith María Peña Santodomíngo).
800 AÑOS DEL NATALICIO DE SAN BUENAVENTURA DE BAGNOREGIO
Cuando un espíritu humano puede pensar las ideas universales de la verdad, del bien y de lo bello, y al mismo tiempo no despreciar las cosas más pequeñas, está combinando la mística con el temperamento científico. Y si la Filosofía quiere realizar sus mayores potencias, el filósofo deberá llevar a cabo la incursión mística en una realidad superior y un bien oculto sin el olvido de lo más pequeño y aparentemente innecesario. En Buenaventura, como en Juan de la Cruz o en Rabindranath Tagore y sus poesías, sucede que se pone una gran interrogación al conocimiento corriente, y esta interrogación es la bisagra a un mundo más amplio (Andrés Felipe López López, PhD).
Obra compilada por Judith María Peña Santodomíngo que recoge las reflexiones de varios autores, con motivo de los 800 años del natalicio del gran intelectual y Principe de los Místicos: San Buenaventura de Bagnoregio.
Autores: Judith María Peña Santodomíngo, Fray Carlos Esteban Salto Solá OFM, Julio César Barrera Vélez, Fray Luís Fernando Benítez Arias OFM, Andrés Felipe López López, Luís Fernando Sánchez y Pablo Echeverri Rendón